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La educación para el consumo implica información, capacidad de análisis crítica de las situaciones y sensibilidad respecto a las consecuencias del consumo desmedido, que pone en peligro la supervivencia misma del planeta. El consumo se enfrenta así con la escala de valores que la educación debe defender
El artículo 153 del Tratado de Amsterdam, ratificado en el de Niza, recoge de forma explícita el derecho a la educación del consumidor. Desarrollar las acciones pertinentes que den cumplimiento a este precepto, junto con el derecho a la educación que recoge el artículo 2 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, es competencia del Instituto Nacional del Consumo.
El objetivo de la educación es proveer al consumidor de habilidades y conocimientos que le permitan ejercer eficazmente sus derechos y cumplir con sus responsabilidades desde la infancia y actualizarlos a lo largo de toda su vida. Y con este fin, el Instituto Nacional del Consumo programa Jornadas de distinto tipo para adultos y un Concurso Escolar para alumnos de ESO.
En la organización de estas actividades formativas el Instituto Nacional del Consumo suele trabajar en colaboración con otras administraciones de Consumo. Es el caso de las Jornadas para personas mayores, que se desarrollan en casi todas las Comunidades Autónomas, o de algunas Jornadas de la Escuela de Consumo, que cuentan con el apoyo de corporaciones municipales o departamentos autonómicos.
También otros organismos, en principio ajenos a las competencias de Consumo, colaboran con el Instituto para desarrollar actividades relativas a materias de interés común o de especial actualidad. (Jornadas en colaboración con otros organismos)
El consumo y la producción sostenibles
El crecimiento sostenible es uno de los objetivos fundamentales de la Unión Europea. Ante la escasez mundial de recursos naturales, «hacer más con menos» ha pasado a ser el principal reto de productores y consumidores. Para hacer frente a este desafío en un contexto de aceleración del cambio climático y de una demanda creciente de energía y recursos, la Unión ha puesto en marcha una amplia gama de políticas e iniciativas en pos de un consumo y una producción sostenibles. Estas tienen como objetivo mejorar el rendimiento medioambiental global de los productos a lo largo de todo su ciclo de vida, estimular la demanda de mejores productos y tecnologías de producción y ayudar a los consumidores a tomar decisiones con conocimiento de causa. En el marco del Pacto Verde Europeo y, en particular, del nuevo Plan de Acción para la Economía Circular, se anunció una iniciativa legislativa sobre una política de productos sostenible a fin de conseguir que los productos sean adecuados para una economía climáticamente neutra, eficiente en el uso de los recursos y circular.
Organismos de Interés
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